Síguele, anda.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Dame un buen motivo, y te juro que me arriesgo.


-Tú me gustas mucho.
-Tú tienes cara como de que tienes ganas de ser mi novia!
-¿En serio de me notan tanto?
-No lo sé, pero a mí si me gustaría!
-Pues aplíquese, jovencito!
-En eso estoy, muchachita!
-Jajaja (/u\) Ouw, te extraño.
-Pues ya el lunes nos veremos, verdad?
-Claro que sí
Apenas era sábado, en la madrugada. Empezó a contar los segundos. Faltaba mucho.
Cuando por fin llegó el lunes, ella lo esperó impaciente en la estatua de la escuela, con las manos sudorosas, y los cachetes rojos. En eso, observó pasar a Avril, su exnovia. Ella era la perfección hecha mujer, delgada, cabello largo, teñido de azul, piel blanca, tacones, shorts y mini faldas, tops pegados, perforaciones, tatuajes, ojos azules...Mientras ella era un espantapájaros, recién escapado del campo. Sus uñas mal pintadas, sus cachetes enormes, su cabello desordenado, sus labios sin forma, la nariz fea, su cuerpo para nada atlético, sus nervios traicioneros, la manía de hablar sin interrupción, y muchas cosas más... Se preguntó si todo aquello no sería una broma de mal gusto, si acaso no era su imaginación jugándole una mala pasada, en qué momento iba a despertar de sopetón, pensando que David cambiaría a Avril por una mujer como ella. La costumbre de hacerse menos.
Sintió el miedo de arriesgarse otra vez, una vez más salir mal de aquello, empezar llena de ilusiones, y terminar sentada en el suelo, lamentándose, sola. Pero no era acaso lo que quería? Sentirse bien con alguien, esperarlo afuera de su salón cuando terminaran las clases, escribir su nombre mil veces en su cuaderno, poner una foto suya de fondo en el celular, que sus ojeras llevaran nombre y apellido, pensarlo, abrazarlo, besarlo, quererlo como nadie. ¿Acaso no valdría la pena arriesgarse? 
En eso, apareció, acompañado de Miguel, el amigo Gay que todos desearían tener, un amor de muchacho. Se saludaron, pero ella notó la tensión de él, pues Avril aún andaba por ahí, así que sólo fue un poco de lejitos.
-¿Vamos afuera?-Dijo él. Era evidente porqué, pero ella no lo cuestionó. Quería que estuvieran a solas.
-Claro.
Se despidieron de Miguel, y salieron de la escuela. Él la tomó de la mano con amor, de repente se paró delante de ella y le dijo un "Te extrañé" tan tierno, que ella no supo qué decir, así que sólo lo besó como si nadie los viera.
Caminaron al jardín de enfrente de la escuela, mientras él tomaba su mano y la miraba con amor.
Se sentaron en una banca, a hablar de cosas sin sentido, mientras se besaban y abrazaban. De pronto, se quedaron en silencio él empezó a acariciar su mejilla, mientras se veían a los ojos.
-Tu carita de pena!
-¿Qué tiene?
-Me encanta. Toda tú me encantas.
-A mí no me gusta- Se sonrojó aún más. Cuando le daba por eso, se le formaba una sonrisa que difícilmente se le quitaba- Ya, no me veas!
-Porqué? Si eres hermosa.
-Tú lo eres más.
Se quedaron en silencio unos minutos, abrazándose.
Ella se puso a pensar..Él aún no le había pedido que fuera su novia. ¿Y si ya se había arrepentido? ¿Y si a fin de cuentas no quería nada serio? Lo mejor era saberlo de una vez.
-Tú tienes cara como de que tienes ganas de ser mi novio!- Le dijo, así de la nada.
-Y tú tienes cara de lo mismo!- Se quedó callado un momento. Ella dudó. Pensó que no se lo diría. La miró a los ojos- ¿Quieres ser mi novia?
-No!-Contestó ella, riendo
-Ay :c
-Convénceme
-Está bien...-La besó como si la vida se le fuera en ello- ¿Qué dices?
-Pues tú qué crees? Obviamente sí, tonto :3- Volvió a besarlo, llena de felicidad.
Todas las ideas que ella estaba haciéndose sobre el amor, la vida, el futuro y esas cosas, se vinieron abajo de un golpe. Parecía como si detrás del muro hubiera un paraíso, de esos que sólo se ven en las películas, lleno de luces, mariposas volando, pájaros cantando, un paraíso ahí, justo enmedio de ambos. Resultó ser mejor de lo que imaginaba, mejor de lo que podría haber deseado siempre.
¿Acaso valdría la pena arriesgarse? No necesitó de más. Su respuesta fue un Sí. 
AleUh ♥

viernes, 9 de noviembre de 2012

La etapa de las rosas rojas.


Después de aquel día donde se encontraron, ella llegó a su casa sintiéndose diferente, era como si hubiera una estampida de mariposas moviendo su estómago, como si hubiera rosas creciendo en todo su interior y le salieran por la boca cada que hablaba con él, aunque fuera sólo por chat. ¿Y si era amor? No lo sabía, pero era algo hermoso. 
Por la noche, como de costumbre, hablaron, pero esta vez, ella sin miedo, le dijo que le gustaba, y él hizo lo mismo, le dijo que le encantaba todo de ella, su manera de ser, sus ojos, su cabello, su risa, que era perfecta para él, y que le gustaría tenerla a su lado.
Sin embargo, ella estaba nerviosa, y a la vez tenía miedo. Mel le contó lo del embarazo de Avril. ¿Y que pasaría si fuera cierto? Él tendría que permanecer a su lado y hacerse responsable. Eso le destrozaría el corazón a ella, sobre todo después de estar tan cerca suyo. 
Platicaron hasta las dos de la mañana, sin interrupciones, ni nada. Él le repetía constantemente que en serio deseaba estar con ella y lo mucho que le gustaba, y ella le decía lo mismo, cosa que no había hecho antes ni por error. 
Al día siguiente, ella no iría a la escuela, porque debía salir a comer con su madre, pero sin embargo él quería verla, entre más avanzaban las horas, más tentación le daba a ella de cancelar todo e irse con él, pero no lo hizo, porque su mamá quería en serio estar con ella. Así que le prometió que llegaría después, con tal de verlo, y así lo hizo. En cuanto se vieron, los ojos de ambos lanzaron un brillito como de esos de muñequitos de anime, corrieron a encontrarse con una emoción tan contenida, que cuando quedaron a 5 centímetros de distancia, no supieron cómo saludarse, si de beso en la mejilla o en la boca, ambos se sonrojaron, sonrieron nerviosamente y de pronto ella le plantó un beso en los labios, tan tímido que apenas los rozó, pero la invadió una ola de emoción, tenía tantas ganas de hacer eso... Él volvió a sonreírle, con ese brillo en los ojos del que ella se enamoró poco después. 
-Hermosa, ¿Vas a ir?-Dijo entonces, en un suspiro
-¿A dónde?-Preguntó la chica. Los chicos de la pandilla estaban reunidos, pero no tenía ni idea de qué era lo que planeaban hacer
-Hay casa sola aquí a dos cuadras de la escuela, un chavo nos invitó a todos
-Oh, pues...sí, vamos (: 
En eso, ella se despegó de él un momento, para ir a saludar al papa, su mejor amigo y cómplice de amores, y cuando volteó, él ya se había ido. Se desilusionó por un momento, pero en eso, el Papa interrumpió sus pensamientos, y le pidió que lo acompañara a buscar a alguien afuera, mientras tanto, empezaron a platicar:
-Qué pasó con David, pues? 
-No sé, aún. Lo acabo de besar, pero se fue con Mel y sus amigos, no sé a dónde.
-Creo que fue a hacerle la prueba de embarazo a esa chava, esta...Avril. 
-Oh, ya. Qué nervios.
-Vas a ver que va a salir bien.
-Ojalá.
-Sólo no quiero que te pongas triste si se pone ebrio y empieza a besar chavas hoy, ¿Sale?
-Sí, tenlo por seguro (: -Por dentro, estaba sintiendo que las tripas se le retorcían. El papa era buen amigo, pero no era de esa clase que es tierna contigo y te abraza cuando lloras, y esas cosas. A lo mejor, eso era precisamente lo que tanto le gustaba de él.
Cuando regresaban hacia la prepa, todos iban hacia afuera, como una estampida. Fácil eran unos 60 muchachos. Se pegaron a la multitud y cuando llegaron a la casa, el chico los recibió y empezaron a juntar para las botellas y esas cosas, en eso, mientras ella seguía afuera de la casa, lo vió entrar por la calle, y se volvió a poner nerviosa. En cuanto notó que iba sonriendo, se relajó. Las cosas iban a estar bien.
Cuando llegó, le plantó un beso en los labios tan largo, que Gokú tuvo que interrumpirlos para que entraran a la casa. En eso, alguien entró con las botellas, y entonces ella le dijo:
-¿No quieres?-Señaló el alcohol
-No, hoy no. ¿Y tú?
-Yo tampoco.
-Si voy a estar contigo, quiero que sea sobrio, para recordar todo esto. 
Depositó un beso más en sus labios, y ambos se quedaron juntos el resto del día.